ACOMPAÑAR
A LA INFANCIA EN ESTOS MOMENTOS DE CONFINAMIENTO
Las circunstancias extraordinarias que estamos viviendo, hace
que tengamos que acompañar a niños y niñas en una situación en la que sus necesidades
diarias de movimiento y de salir al aire libre, están limitadas.
Por esta razón, puede que las emociones que surjan en el
trascurso del día sean más intensas de lo habitual y tenemos que saber cómo
acompañarlas.
Para poder ayudarles es necesario saber que, es normal
que niños y niñas pasen por diferentes emociones a lo largo del día, de
hecho esto es lo más deseable, la rigidez emocional (estar siempre triste…) es
síntoma de necesitar ayuda psicológica.
Para tender las diferentes emociones, el modo de proceder es
siempre el mismo, independientemente de la emoción:
Validar la emoción: ninguna
emoción es mala, todas son necesarias.
Niños y niñas tienen que saber que es normal que sientan
enfado, frustración etc. únicamente hay que limitar la conducta, en el caso de
que sea necesario (está bien enfadarse y no está permitido lanzar cosas).
Expresar la emoción ayuda a procesarla y a que finalice, negarla o impedir su
expresión, acumula la carga emocional y hace que, posteriormente, la expresión
emocional sea más intensa e inesperada.
En el caso de niños y niñas pequeños, es necesario narrar
la vivencia emocional que están teniendo, por ejemplo: “Estás muy enfadado
porque quieres salir a la calle y no podemos”.
Es muy habitual creer que si mantenemos la atención en el
tema que les preocupa, contribuimos al malestar que están sintiendo y es
justamente al contrario, hablar de ello ayuda a que niños y niñas procesen
la emoción y a que el ciclo de la emoción finalice.
No usar la lógica, usar la empatía: la importancia de la comprensión.
Es importante saber que lo que ayuda a niños y niñas es
sentirse comprendidos, usar la lógica no ayuda. La diferencia está en
decirles que: “No pueden salir a la calle porque está prohibido” (uso de la lógica)
a decirles “Entiendo que tengas muchas ganas de salir a la calle, en cuanto se
pueda lo haremos” (empatía-comprensión) o “Yo también tengo muchas ganas de
salir” (empatía-comprensión).
Esto no significa que no podamos explicarles lo que está
sucediendo, lo podemos hacer cuando el/la niño/a esté calmado, no en momentos
de explosiones emocionales.
Colaborar con niños y niñas en su regulación emocional: acompañar para volver a la calma.
Para ayudarles a recuperar la calma podemos, por un lado,
ofrecerles un espacio dónde hacerlo, en el que ellos y ellas se preparen
objetos que les ayuden a tranquilizarse o, por otro lado, mostrar nuestra
disponibilidad a acompañarlos mientras se calman.
La co-regulación emocional es necesaria hasta que la parte
racional del cerebro haya acabado de madurar (esto ocurre entre los 24 y los 30
años según diferentes estudios).
Acompañar en calma:
Es necesario saber que las personas adultas debemos estar en
calma para acompañar las emociones de niños y niñas, ya que las emociones se
“contagian” (neuronas espejo).
Si en el momento en el que el/la niño/a lo necesita, no
podemos mantener la calma y hay otra persona adulta, pediremos a la otra
persona que nos releve para acompañar en el momento emocionalmente
explosivo.
Si no hay otra persona adulta, tenemos que mostrar honestidad emocional y
expresar que necesitamos calmarnos también.
Para poder acompañar emocionalmente a otra persona,
necesitamos también nuestros momentos de autocuidado. Tenemos que buscar
momentos en lo que las personas adultas puedan “desconectar” en la medida de lo
posible, para recuperarse y mantenerse emocionalmente fuertes para las
criaturas (a través de la lectura, una ducha…).
¿Como explicar la
situación a niños/as?
Es importante que esta situación, por la preocupación que
pueda acarrear a niños y niñas, sea explicada por parte de personas adultas
de referencia, usar videos o cuentos que no estén adaptados a su edad o a
su nivel de comprensión, puede llevar más perjuicios que beneficios.
Para niños y niñas hasta los 7-8 años, es necesario
que se explique la situación con lenguaje claro y sencillo. No podemos usar
metáforas, ya que la comprensión a estas edades es literal y no van a ser
capaces de comprenderlas. Si utilizamos la palabra “bichos” en lugar de virus,
puede que la próxima vez que escuche esta palabra en su vida diaria, le
provoque miedo a que se pueda desencadenar de nuevo una situación similar a la
actual.
Para todas las edades, después de explicarles la situación en
lenguaje adaptado a su edad, debemos preguntarles qué han entendido (para
comprobar que no hay confusiones) y contestar a cada una de las preguntas
que nos planteen de manera clara y sincera. No es necesario dar más información
de la que nos pidan en cada momento.
Es importante que niños y niñas no estén expuestos a las
noticias, ya que pueden malinterpretar la información que les llega.
Respetar sus momentos de concentración y/o juego y reorientar
la conducta cuando sea necesario.
Niños y niñas también
necesitan momentos de actividad/juegos espontáneos e individual. Cuando
lo inicien, es importante no intervenir y dejarles que tengan sus
tiempos, más o menos largos, de estar consigo mismos o centrados en sus
intereses. No es necesario que todo el día estemos ofreciendo distracciones o
juegos para entretenerles. Siendo también importante, que el juego no esté
centrado demasiado tiempo en actividades de tipo tecnológico (Tablet,
ordenador…)
La situación que vivimos
hace que sea más necesario todavía, no solo atender a las emociones, sino
también ayudar a niños y niñas a reorientar su conducta en los momentos
necesarios.
Cuando veamos que la/el
niña/o está entrando en una situación de bloqueo, respecto a la
actividad que está realizando en ese momento, podemos ayudarle a reorientar
su conducta hacia otra actividad.
Por ejemplo: si está
empezando a tratar mal un cuento porque está aburrido, le podemos decir que
quizás necesite cambiar de actividad, le podemos proponer nosotros alguna
actividad o preguntarle que necesitaría hacer en ese momento.
No se trata nunca de
evitar la frustración o de negar emociones, sí se trata de dotar de una
estructura de actividades que ayudan a niños y niñas a mantenerse conectados a
sus necesidades en cada momento, alternando entre periodos de actividad y
descanso.
Dar
responsabilidades en el confinamiento.
Podemos hacer una lluvia
de ideas, conjuntamente, de las tareas que hay que hacer en casa para
mantener la rutina y la convivencia familiar.
Poner al lado de la
tarea qué personas podrían realizarla (es decir, tienen las habilidades
suficientes para hacerlo solas o con ayuda de alguien)
Finalmente, dentro de
las tareas que cada persona puede realizar, elegirá las que se compromete
a hacer.
Cuando las tareas no se
realicen se puede recordar los acuerdos a los que se ha llegado
conjuntamente, sin culpabilizar ni hacer sentir vergüenza, ya que se trata de
aludir a la responsabilidad y a la implicación de cada persona. Se trata de buscar
soluciones, no culpables.
En el caso de que no se
cumpla con lo elegido, se puede analizar:
-Porqué no se ha
realizado.
-Que necesitaría para
poder hacerlo.
-Cómo lo va a hacer la
próxima vez.
Rutinas.
Además de la importancia
de acompañar las emociones, es conveniente que niños y niñas participen de la
vida familiar diaria y que las personas adultas a cargo pongan estructura
a lo que ocurre.
Como
ya habréis leído o visto en diferentes lugares, es necesario establecer una
rutina para regular el ritmo diario familiar, pero si queremos horarios útiles, cada persona
debe opinar en su realización. Se trata de que cada persona esté implicada para
que después “se crea” y, de esta manera, se implique en lo que hay que
hacer en cada momento.
Podemos establecer el
horario de dos formas:
1. Un horario familiar
completo de todo el día, realizado conjuntamente, con las aportaciones de todos
los miembros de la familia.
2. Un horario donde
aparecen marcadas las horas en las que todos harán determinadas actividades a
la vez (comidas, hora de descanso…) y después, cada persona rellenará el resto
de su horario individualmente con las tareas que va a realizar, decidiendo, por
ejemplo, si hará deberes por la mañana o por la tarde, etc.
Los
horarios ayudan a estructurar el día, no deben estresarnos por lo que deben ser
flexibles en la medida que lo necesitemos.
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